El Círculo de Bellas Artes de Madrid ha intentado este verano darle un pequeño empujón con la apertura del Espacio VR. 15 asientos por sesión, están provistos de gafas y cascos. Un pequeño mundo de cine inmersivo, el primero en España.
Ofrece unos 25 minutos de realidad virtual distribuidos en tres cortometrajes que permiten desde caminar entre una manada de elefantes hasta conocer a un par de extraterrestres.
Por ahora en España este desarrollo es bastante incipiente.
El retorno aún no está muy claro. Las grandes inversiones que requiere los proyectos son por ahora unos devoradores de dinero. La diferencia con el 2D es que VR (Realidad Virtual) requiere de efectos especiales que contienen un componente económico importante.
Más que de encuadres se trata de un trabajo más conceptual. La transmisión que se muestra es sensorial global.
Hasta que esto llegue, las productoras de cine inmersivo siguen teniendo una asignatura pendiente para acercarse al público.
El mercado de gafas no es tan potente como se esperaba para rodar con esta tecnología. Y apostar a un material de baja categoría, es una mala apuesta.
Sony, por ejemplo, ya tiene en el mercado más de un centenar de títulos apoyados en esta tecnología en PlayStation y con una importante acogida.
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